Kevin De Bruyne: el de siempre

Kevin De Bruyne es uno de los mejores jugadores del mundo. Una realidad existente desde hace ya muchos años y que ahora, sin el gran foco mediático de Leo Messi y Cristiano Ronaldo, le permite brillar como muy pocos futbolistas en el mundo.

El atacante belga del Manchester City es el faro que guía a uno de los megaproyectos más solventes del fútbol europeo y planetario. Pep Guardiola tiene en su figura, quizás, la pieza clave del esquema Sky Blue. Los de Manchester siguen peleando año tras año por conquistar el título liguero en Inglaterra y trabajan para que el objetivo de ser campeones de Europa, que cada vez parece más viable, y en ese contexto De Bruyne destaca de forma innata y única.

Pasan los años. Pasan los cursos deportivos. Pasan las temporadas. Siempre está Kevin. Siempre está De Bruyne. Su calidad es excelsa y no parece tener fecha de caducidad. Su fútbol le permite ser uno de los jugadores más determinantes del fútbol mundial y su progresión en los últimos cinco años ha sido totalmente contundente. 

Su éxito no es fruto de la casualidad. No es fruto de la casualidad porque año tras año sigue ofreciendo una capacidad de golpear el balón como pocos, de centrar con una precisión milimétrica, con un olfato goleador que (sin ser su punto fuerte) sigue siendo alto, con liderazgo innato que le permite tirar del carro en buenos y malos momentos. Su estatus de estrella mundial es incontestable.

En tardes cómodas, en encuentros que se complican, en grandes citas domésticas, en imponentes noches continentales. Siempre. Siempre aparece Kevin De Bruyne para dejar claro que muy pocos pueden alcanzarle.

Guardiola suele ser fiel a su filosofía de rotaciones y pocos son los jugadores que se escapan a sus decisiones. Por ello, la plantilla cuenta con un fondo de armario longevo. Sin embargo, estas medidas tienen algunas excepciones, y el pelirrojo jugón belga parece estar destinado a ello. De Bruyne juega en el partido que decide el título, en las grandes noches de Champions League y en muchas primeras fases coperas.

Es el comodín absoluto por su calidad. Pasan las temporadas y siempre parece, siempre rinde, siempre es uno de los más determinantes. ¿Próximo Balón de Oro? Tiene competencia, pero no será por falta de cualidades.