El dia de las rajadas largas

El día de ayer en Las Rozas fue movidito. Y no por temas deportivos realmente, sino por las declaraciones. Por un lado, tenemos las nuevas “medidas” de un Luis Enrique que poco más y le visten de Sargento de Hierro. Le ha “impuesto” a los jugadores horarios para comer, menuda locura. También ha regulado el uso de los teléfonos móviles durante las comidas. ¿Quién se ha creído que es? Francamente, vivir en una sociedad en la que estos dos detalles sean noticia me repugna a unos niveles inefables. Cómo tenía que ser la Selección por dentro antes de Luis Enrique para que tener horarios para las comidas y no poder pasarte el día delante del puto teléfono se haya convertido en noticia de alcance nacional.


Pero la cosa no se ha quedado aquí, sino que cuando el futbolista no puede hablar en el terreno de juego tiene que hacerlo delante de los micrófonos. Un tipo que lleva siendo un exfutbolista durante año y medio a sus 22 primaveras no puede tener los cojonazos de salir y decir nada de un entrenador cuando fuiste tú el que elegiste irte a un equipo por la pasta sabiendo que no tenías opciones deportivas. Dani Ceballos, ese tipo que mientras fichaba por el Real Madrid se descargaba el CandyCrush porque era a lo único que iba a jugar. Dani Ceballos, ese tipo cuyo objeto favorito del Madrid es la mantita que regalan los periódicos deportivos por el invierno porque es la prenda que más iba a utilizar. Dani Ceballos, ese tipo  que ha llevado lo de cobrar el PER a un nivel inalcanzable.



Porque recordemos que Dani Ceballos tuvo ofertas el verano de 2017. Muchas. Del propio Betis, donde se habría podido convertir en el capitán que llevase al equipo a la UEL. Del Barsa, quizá un estilo más asequible para su fútbol. Del Atlético de Madrid, donde podría haber sido un referente dada la necesidad de calidad que tenía el Atlético en esa zona del campo. Y seguro que tuvo muchísimas ofertas más, porque calidad le sobra. Pero eligió el Madrid. Porque le pagaban más. Así que si eliges irte a un equipo sin opciones de jugar única y exclusivamente por la pasta, igual tienes merecido que un entrenador te repudie de tal manera que te saque 30 segundos en un partido con el objetivo de perder tiempo. Y si encima sales meses después de su partida a rajar, me temo que la palabra para describirte es “oportunista”. Ya no me voy a meter ni siquiera en que diga abiertamente que Zidane cambiaba el sistema de juego para evitar que ante alguna lesión, él pudiese jugar. Eso ya es de un egocentrismo injustificable.


Pero sin duda alguna, la rajada que más llama la atención es la de un tal Francisco Román Alarcón Suárez. Parece ser que al tipo le molesta que un periodista, ejerciendo su profesión, escriba sus opiniones. Parece ser que al tipo lo que le gustaría es que las notas de los periodistas pasaran antes por sus manos para elegir cuál se puede publicar y cuál no. Porque no es el primer incidente de Isco con la prensa. Se ve que no le gusta que la gente opine sobre su fútbol (ojo, sólo su fútbol, porque nunca se ha tocado su vida privada, situación en la que sí podría tener razón). Debe ser que al figura le molesta que cuando hace un mal partido, se le diga. Debe ser que al futuro ganador del Balón de Oro según algunos palmeros le molesta que no todos aplaudan todo lo que hace.



Porque, amigo, tienes 26 años. Los mismos que Neymar. Y ninguno de los dos habéis hecho absolutamente nada para ser los mejores ni de su selección ni de su equipo. Así que si eres incapaz de reflejar lo bueno que eres de forma consistente en el terreno de juego, deberías olvidarte de ir dando lecciones de moral en las ruedas de prensa. Porque al fulano al que atizaste lo único que hizo fue cascarte el palo que te merecías porque, por enésima vez, decidiste escurrir el bulto en un partido de fútbol y alejarte de la zona donde deberías actuar para ir a recoger el balón donde no te corresponde y que se coma el marrón otro. Que sí, que eres buenísimo, nadie lo discute. Pero te faltan eones para mirar de tú a tú a los mejores de la Historia, lugar al que por algún extraño motivo te has decidido alzar tú solito.


Así pues, la vida en la Selección transcurre de ésta manera. Jugadores díscolos quejándose porque les han puesto horario de comidas, jugadores peseteros que se quejan de no jugar cuando el entrenador que les “puteaba” ya no está, jugadores con ínfulas que no aceptan que se les critique. El resumen es que, los jugadores de fútbol, cada camada nueva que sale, más niñatos malcriados son. Esperemos que en las convocatorias a partir de ahora incluyan un buen par de buambulancias, porque parece que van a hacer falta.