El 'sentiment' es de los fans
No pude ir a la manifestación del valencianismo del pasado sábado. La vida hace tiempo que me llevó fuera de mi entorno, de mi casa, de mi calor doméstico y, pese a que he sentido muchas sensaciones en las últimas horas por ver todo desde la distancia y no poder hacer nada, era casi inevitable opinar al respecto. Era innato, natural, necesario, casi vital, expresar algo que nació solo, y que desde el viernes creó una sensación entremezclada de pedir justicia y tristeza que no sentía en mucho tiempo.
Apoyaba al cien por cien la manifestación que iba a producirse en València para mostrar el descontento hacia Peter Lim, su empresa y sus empleados más cercanos. Estaba indignado y enfadado por todo lo vivido en las últimas dos temporadas, e incluso me sentía impotente al no poder estar presente allí el sábado. Pero la noche del viernes acabó de derrotarme, acabó por colmar el vaso de mi silencio. No suelo postularme demasiado en redes sociales al respecto porque (queriendo o no) sé que tengo una comunidad grande detrás y mi opinión, postura o mensajes podrían tener mucho alcance. Alcance en volumen de gente, no de persuasión, porque ni me considero nadie relevante ni mucho menos un referente del club. Pero lo que hizo Peter Lim en las declaraciones para el Financial Times acabaron de agotar mi autocontrol.
No he querido ser demasiado expresivo. No he querido mostrar mis sentimientos extremos. Estaba indignado, pero entendía que era algo para hablar con los míos y no tanto como para expresarlo. Pero, insisto, lo ocurrido el viernes hizo que mi tristeza, mis ganas de expresar, mi necesidad casi vital de alzar un poco la voz aumentaran notablemente.
Reitero. No vivo en València desde hace años, pero los sentimientos domésticos, los nacidos y creados en casa, jamás se olvidan. Escuchaba el viernes por la tarde al periodista Héctor Gómez y dijo una frase que llegó a provocarme un escalofrío por cómo resumía todo: "El Valencia es la excusa de muchos para, durante los partidos, volver a casa, sentir que eres valenciano." Es tal cual. No es que sea ni más ni menos valencianista. No es que sea ni mejor ni peor. Simplemente que gracias al Valencia, cuando escucho su actualidad, cuando veo sus partidos, activan el sentiment de pertenencia a un lugar en el que, por motivos de la vida, no puedo estar. Es como el español que ve la televisión de España desde el extranjero porque así se siente un poco más cerca de casa.
Me duele en qué han convertido a este Valencia. Crecí con Claudio López y Mendieta. Con el 'Kily González', David Albelda y Rubén Baraja. Con el imborrable Pablo Aimar. Con Vicente Rodríguez, con David Villa, con David Silva. Con las derrotas en las finales de la Champions. Con varios títulos ligueros. Con el doblete. Con aquel crujido emocional que supuso el gol de Rivaldo en el Camp Nou o el penalti fallado por Pellegrino. Un sentiment de años que ya existía antes de Peter Lim. Algo que le ocurre a millones de valencianistas. Algo que no entiende ni nunca entenderá el máximo accionista.
El histórico movimiento social vivido este fin de semana en València creo, sincera y tristemente, que no tendrá demasiados movimientos en Peter Lim porque, según sus declaraciones en Financial Times, todo esto que está ocurriendo con el club y el equipo a él le genera poco más que entretenimiento. Lo bueno, mirándolo así, es que lo ha confesado, se ha quitado la careta. Sin embargo, sí tengo esperanzas, sí confío en que las instituciones políticas de la ciudad puedan mover ficha porque tienen herramientas y argumentos legales y oficiales para intentar desbloquear el problema. Esa es mi esperanza. Lo visto este fin de semana es una protesta social, popular. Basada en algo deportivo, pero los que salieron a las calles fueron aficionados, personas, ciudadanos, y la relevancia que ha tenido puede ser determinante para que las autoridades, insisto, puedan posicionarse.
Siento una mezcla de ilusión (por lo que pueda pasar), orgullo (por ver a mi tierra decir "Basta ya") y tristeza (por ver en qué han convertido estos empresarios sin sentimientos futbolísticos), y hoy quise expresarlo así en estas líneas que han sido como un desahogo emocional, más que querer ser una referencia, un foco o una opinión relevante.
Ojalá todo esto acabe pronto.