¿Es Marcelino el culpable de la temporada del Valencia?

El Valencia está firmando una inesperada temporada a nivel de resultados. O al menos eso parece tras un primer vistazo. Sin embargo, existen matices.



Evidentemente, ser décimos en la clasificación tras una inversión veraniega que superaba los 120 millones de euros no debe ser considerado como un éxito. Evidentemente, ser el equipo que más veces ha empatado esta temporada (traduciendo empates por tropiezos) y con 4 derrotas, hace que los valencianistas se hayan dejado puntos en 15 de los 19 partidos, y no se esté convirtiendo en el tramo futbolístico deseado.

Sí, es cierto. Haber sumado 23 puntos de 57 posibles puede ser considerado un fracaso, pero la realidad parece ser diferente, algo alejada a ese aura negativo que reflejan esos datos. Lo cierto, lo objetivo, es que el Valencia está, pese a todo, a sólo 5 puntos de los puestos europeos. Sólo a 5 puntos de conseguir una de las plazas europeas de Europa League y a 10 puntos de Champions League. Quizás la Champions League sí sea un objetivo complicado, tanto por la distancia como por el nivel competitivo de los 4 primeros clasificados. Pero, ¿realmente es difícil, imposible, alcanzar una plaza de Europa League? Distancia de 5 puntos con todavía 57 por disputar y con enfrentamientos directos contra los equipos que pelean por los mismos objetivos. Evidentemente, no.

El dato anterior es, quizás, un haz de esperanza para el valencianismo. Un valencianismo siempre criticado desde sectores foráneos, desde sectores que no conocen realmente las raíces de una grada (la de Mestalla) que traduce su máxima pasión y exigencia en ovaciones y críticas según los diferentes contextos. Pero hablando de datos, uno preocupante. El Valencia es el equipo con peor ratio de goles esta temporada: sólo 17 goles tras 263 intentos. Una cifra que, evidentemente, sentencia la efectividad y competencia de este equipo.



Ahora bien, que el equipo sume 17 goles de 262 intentos, 
¿es culpa de Marcelino, es culpa del entrenador? El pasado fin de semana ocurrieron varias situaciones que ya son rutina (para lamento del aficionado valencianista), como que el equipo falle muchas ocasiones y que, cuando consiguen adelantarse, vieran como los puntos acababan esfumándose. Esta vez, eso sí, debido a una auténtica obra de arte de Alcaraz ante la que nada pudo hacer neto. Sin embargo, pese a que nuevamente se fueron los puntos de Mestalla, las sensaciones fueron diferentes. Mestalla despidió a los suyos de forma positiva, mostrando apoyo absoluto y total. La unión grada-equipo fue total. La celebración del 1-0 de Dani Parejo reflejó el sufrimiento, la explosión de quien consigue un premio, un objetivo, tras un esfuerzo enorme. Tras el encuentro frente al Real Valladolid, varios fueron los jugadores de la plantilla que mostraron su unión y su apoyo del vestuario para la figura del técnico, Marcelino.

Incluso la figura de Parejo fue noticia cuando, en su cuenta de Twitter, publicó un mensaje de batalla, pelea, de no dar su brazo a torcer, de unión entre el equipo y la grada. Y el mensaje lanzado por el capitán tiene su base y fundamento en la distancia que refleja la tabla. Son décimos, los resultados no han sido los esperados, pero muchos de los rivales que están por delante tampoco están firmado una temporada perfecta, y eso hace que sigan existiendo posibilidades de cerrar la temporada con una sonrisa.




Parejo es el máximo goleador liguero del Valencia, reflejando dos cosas: el capitán no se borra y el nivel de los delanteros queda en mal lugar. No porque Parejo tenga un nivel bajo y, por eso, sorprenda, sino porque jugadores como Rodrigo, Gameiro, Batshuayi y Santi Mina no están a la altura de rendimiento que se esperaba en verano. Entonces, que los delanteros no estén finos, que no tengan la puntería acertada, ¿es culpa realmente de Marcelino?

El ambiente de Mestalla el pasado fin de semana frente al Real Valladolid pareció marcar un punto de inflexión. La grada despidió apoyando al equipo, pese a perder nuevamente puntos. El vestuario se mostró unido y apoyando públicamente al entrenador, saliendo jugadores y dando la cara asumiendo errores individuales, alejando del foco al técnico. Un cambio significativo que, sumado a la distancia en la clasificación respecto a puestos europeos, puede haber implantado un nuevo rumbo a nivel liguero. Sólo queda, entonces, esperar a las próximas jornadas.