¿Un Valencia de ciencia ficción o basado en hechos reales?

Así me siento. Así lo siento. Así lo expreso. El Valencia está en una situación límite que, ojalá, algún día acabe. Acabará, de eso eso estoy tan seguro y convencido como que todos los días sale el sol.

La gran duda, el gran misterio, el gran dilema y la gran preocupación recaen en cuándo ocurrirá y cómo. Todos, tú y yo, ellos y ellas, saben que Peter Lim se irá del Valencia. Es una realidad impuesta tan rotunda como que estoy escribiendo ahora mismo esto. Sin embargo, una base tan sólida es a su vez un cúmulo de preguntas que han creado un escenario repleto de grises, de sombras, de niebla en el horizonte que, ahora mismo, ya han hecho a David Lynch levantarse de su desordenado escritorio en su despacho para, al menos, leer el guión de este equipo. Está flipando, me confiesa.

Todos sabemos que Peter Lim se irá, reitero. Pero lo que no sabemos es si lo hará de repente, si lo hará con el equipo descendido, si lo hará dejando deuda, si lo hará con la Avenida de Aragón ardiendo, o si lo hará (aquí puede pasar absolutamente de todo) campeón de Liga. Reconozco que con esto último me he venido arriba, pero es que en el último año y medio he vivido tantas cosas inesperadas que ya espero cualquier cosa en la vida.

Pero me temo que se irá dejando, en el mejor de los casos, todo como empezó. Sin estadio nuevo, con una plantilla repleta de jugadores cuyo currículum no será excesivamente excelso, con unas cuentas del club, digamos, discretas, y tras haber firmado una de las etapas más negras, vergonzosas y tristes de la Historia del club.

¿Queréis leer la mejor noticia del día? Reitero, Peter Lim se irá del Valencia. Sí, como se fueron Claudio López, Mendieta, Kempes, Rafa Benítez, Marcelino García Toral, Puchades, Claramunt, Pablo Aimar o David Villa. Por poner algunos ejemplos. Se irá porque nada es eterno. Es la única realidad incontestable que os puedo desvelar ahora mismo.

Hasta entonces, un mar de dudas. Un océano de preguntas sin respuestas. ¿Cuándo ocurrirá? ¿Bajará el Valencia a Segunda División? ¿Llegarán jugadores de primer nivel? ¿Cuándo el Valencia volverá a ser un equipo competitivo tal y como dicen sus páginas históricas? ¿Volverá a conseguirlo? O lo peor, ¿sobrevivirá deportiva, económica e institucionalmente a todo esto?

Llevo un año escribiendo regularmente sobre esta rocambolesca situación. Leo, escucho, veo, analizo y reflexiono. Pero tengo algo muy claro: es un punto de inflexión. Creo sinceramente que algo demasiado importante va a ocurrir para que todo esto acabe. Puede ser dentro de unos meses, dentro de unos años, pero cuando ocurra, cuando pase, cuando Meriton y todo su escuadrón oficialicen su retirada de nuestra admirada y querida terreta, nada volverá a ser lo de antes.

Es ese escenario repleto de dudas lo que más me preocupa. Ahora mismo no me preocupa lo deportivo. Tengo claro el gran objetivo: no descender. Tengo claro cómo hago frente a cada una de las jornadas ligueras: puntuar como sea. Es la (triste) realidad que se ha impuesto, pero la tengo asumida. Se puede sacar un escenario incluso bonito de este 'patiment' semanal que nos ofrece todo esto. Cada llegada al área rival, cada paso adelante en campo contrario, cada gol, cada balón despejado. Hacía años que no vivía esto. Y, de momento, me niego a ser crítico de más.

Es lo que hay. Quien no quiera quedarse con eso, está en su derecho, pero que nadie se olvide de que es lo que hay. Ya se postuló oficialmente el club con ese titular, pero aunque sea tan dictatorial y autoritario, es la realidad. Esta temporada es lo que hay. El Valencia debe luchar por no descender. No hay más. Tristemente no hay más, y en lugar de criticar, de ladrar, de señalar, de vomitar, de soltar bilis, prefiero saborear cada una de las acciones de los partidos.

¿Creéis que si el Valencia descendiera sería una sorpresa? Sería la cruda realidad de un guión que desde el minuto 10 de la película ya te lo está desvelando. Acabaríamos con la sensación interna de decir “Joder, pues vaya drama”, pero es lo que hay. ¿Vais al cine a ver una película de conflictos bélicos pensando y creyendo que al final de la trama todo acaba en boda?

El Valencia está en problemas y es ahora cuando hay que apoyar. ¿Peter Lim es un gestor nefasto en este club? Lo es, lo está siendo. ¿Anil Murthy es el peor Presidente que ha tenido el club en sus más de 100 años de Historia? Sí, de lejos. ¿Toda esta situación es triste, desagradable, desesperante e indignante? Rotundamente. Me entristece. Me desagrada. Me desespera. Me indigna. Pero el Valencia necesita apoyo social, necesita a su gente, a sus aficionados, a esa afición que es cuestionada desde fuera por el enorme potencial que tiene.

La situación deportiva requiere de apoyo social. La situación institucional del club es dantesca, pero clamar al cielo sólo genera más incendio, odio y problemas para los jugadores. Pensad en ellos aunque sea durante 30 segundos. La gestión del club es la peor. Ni lo cuestiono siquiera. Es una situación verdadera, rotunda e indudable. Pero que entre los gritos, los vómitos, las llamas, no se pierda ese 'sentiment' tan profundo, eterno e imborrable. No olvidéis eso. Clamad al cielo, expresaros, pero por favor no os olvidéis que si de pequeños llevabais esa camiseta blanca con el murciélago era por amor. El Valencia ya existía antes de Meriton.

Vosotros tenéis los recuerdos, las anécdotas y las vivencias con padres, madres, abuelos, abuelas en el estadio o en casa. Ahí nació todo y eso, aunque no os deis cuenta, sigue ahí. Por eso indigna. Por eso duele. Por eso entristece.

Quiero cerrar estas líneas reiterando dos cosas: los jugadores del Valencia necesitan apoyo y Peter Lim se irá. Son las dos realidades que sabemos ahora.