¿Qué le pasa a Mohamed Salah?
Mohamed Salah puede estar viviendo la peor temporada desde su aterrizaje en Anfield. El delantero egipcio del Liverpool no sólo no está marcando todos los goles esperados, no sólo no está cumpliendo las expectativas creadas en verano, sino que lo está complementando con unas sensaciones demasiado pobres teniendo en cuenta que es uno de los mejores jugadores del mundo.
La temporada de Salah va en relación directa a la temporada del Liverpool. El conjunto del Merseyside está firmando un pobre e inesperado inicio de curso deportivo y la reacción cada vez se hace más de esperar. Llegue, o no, ya parece que sería demasiado tarde ante el resto de grandes rivales que, en cambio a ellos, sí están cumpliendo, o están rindiendo mejor.
La temporada de Salah a nivel goleador está siendo pobre respecto a sus últimos años. No sólo ha bajado, sino que está firmando registros demasiado grises. No marca, no asiste. Nada como antaño. Y lo peor de todo: aparece muy poco.
No es falta de puntería. No se trata de que sus ocasiones no baten a los porteros rivales. Lo realmente preocupante es que su protagonismo ha decaído notable y preocupantemente. Muchos aseguran que la baja de Sadio Mané ha echado por tierra todas las expectativas ofensivas del Liverpool, y ha sido ahora, cuando el tridente mágico del ataque se ha separado, cuando las cifras de Salah han caído.
¿El Liverpool no rinde bien porque Salah no está bien o Mohamed no rinde porque la dinámica del equipo no ayuda? Ambas preguntas son demasiado válidas como para no comentarlas.
No sólo Salah está rindiendo de forma pobre. El Liverpool no está determinando sus partidos como antaño. Ni en Inglaterra, ni en Europa. El egipcio no es el culpable de la racha de resultados de los Reds. El bajón, el paso atrás, es colectivo. Dentro de ese escenario, del colectivo, evidentemente, Salah no está, no aparece, y las sensaciones son muy preocupantes.
¿Qué le pasa a Mohamed Salah? La respuesta es evidente: no atraviesa el mejor momento de su carrera deportiva. Lo preocupante de verdad sobre su figura es que la mejoría no aparece en el horizonte, y el paso de las semanas con su ausencia puede ser una mala noticia para el Liverpool.
Ni él, ni el club. No está siendo un buen inicio de temporada y las alarmas llevan semanas sonando y, por ahora, nadie sabe cuándo acabarán de alborotar la calma deseada a orillas del río Mersey.