2019: un año histórico para el fútbol femenino
Vivimos años de movimientos sociales que señalan nuevos caminos, que batallan más que nunca por ciertos valores que antes tenían protagonismo mínimo y que eran silenciados dentro de unos cánones patriarcales que durante años, décadas, se han dado como normales, habituales y que ahora luchan por tener mayor foco, mayor normalidad, mayor protagonismo y mayor igualdad.
El papel de la mujer vive un auge muy positivo en los últimos años en la sociedad actual. Las redes sociales están siendo clave en este movimiento popular que sigue creciendo, que sigue ganando pequeñas (que no inútiles) batallas, que mantiene abierta y latente una batalla social por lograr derechos, igualdad y normalizar algo que es sencillamente eso, normal, y no discriminatorio, como está instalado en según qué discos duros que han quedado anticuados con el progreso de los hardwares. Una metáfora que explica el cambio social que está viviendo la mujer en los últimos tiempos y que también se ha visto reflejado en el fútbol.
El fútbol femenino está lejos de ser equiparado al fútbol masculino, pero están ganando terreno, están ganando protagonismo, y es un paso positivo que debe ser subrayado, señalado, respetado y sobre todo comentado.
Las últimas temporadas están sirviendo para que el papel de la mujer en el mundo del fútbol esté creciendo a pasos grandes. No gigantescos, no estratosféricos. Siguen habiendo enormes diferencias respecto al hombre en este aspecto, pero el fútbol femenino ya tiene hueco en medios de comunicación, ya se retransmiten partidos por televisión, ya se hacen reseñas en espacios radiofónicos. Ya tienen su presencia (mayor o menor), pero han ganado un terreno que antes era inexistente, y que está llamado a seguir creciendo próximamente creando un nuevo e ilusionante escenario.
2019 está siendo un año muy positivo. Los clubes de fútbol están cediendo sus estadios a equipos femeninos, están ofreciéndole los mismos escenarios que a los masculinos, y la gente acude cada vez más para verles jugar, para darle la misma importancia y relevancia que al resto. Parece una locura, o algo surrealista, catalogar como extraordinario algo que debería ser normal, pero el fútbol femenino empieza a ver cierta luz en una cueva que les mantenía en un segundo plano oscuro, donde la sombra se había adueñado de todo. Tras años en la oscuridad absoluta y total, empiezan a entrar ciertos haces de luz que deben ser considerados, deben tenerse en cuenta.
Registros históricos que ya han dejado récords de asistencia a nivel mundial (partido en el Wanda Metropolitano entre Atlético de Madrid y Barcelona), a nivel italiano (partido en el Juventus Stadium entre Juventus y Fiorentina), a nivel de selecciones. Marcas como Nike dando el mayor de los focos al equipo femenino del Barcelona en una de las calles más representativas de la ciudad condal. Panini impulsando colecciones de cromos del mundial femenino para que ellas también tengan el mismo protagonismo. Países nórdicos que equiparan sueldos entre jugadores y jugadoras. Televisiones otorgando la misma oportunidad mediática a torneos como la Champions League para que el producto llegue al mismo público que en el ámbito masculino.
Seguramente, el fútbol masculino está a años luz del femenino. Nadie sabe si algún día llegarán a equiparse a nivel mediático, deportivo y comercial, pero lo cierto es que están naciendo cambios, que los movimientos sociales reivindicativos que luchan por la igualdad entre hombres y mujeres también se están viendo en un deporte que muchas veces actúa de herramienta social y de valores.
El fútbol femenino está viviendo un auge histórico, muy importante y pese que, reitero, está lejos del fútbol masculino, no debe (o debería) menospreciarse, no debería dejarse en el olvido. Están creciendo de forma notable, están dando pasos muy importantes. Es una realidad actual que va de la mano del feminismo. El claro reflejo de que la mujer quiere recuperar lo perdido, quiere conseguir la equidad, la igualdad perdida no sabemos cuando ni por culpa de quién, pero también se está viendo reflejado en un deporte que está viviendo en 2019 un momento histórico que, por suerte, tiene vistas a seguir creciendo, a seguir ganando pequeñas batallas, a seguir evolucionando hacia un objetivo que parece lejano por culpa de siglos de imposiciones, pero que viene con fuerza.