Arsenal y el punto de inflexión tras la debacle
El Arsenal es uno de los equipos más irregulares de la última década en el fútbol inglés. Capaces de lo mejor y de lo peor, de vencer de forma holgada en una gran cita y perder en casa ante el colista. Todo ello en una misma semana, o incluso en apenas días.
La presente temporada no comenzó de la mejor de las formas. Llegaron a codearse de tú a tú con la zona de descenso y su destino ya parecía estar escrito hacia una nueva campaña sin estar en torneo europeo. Fue un pensamiento prematuro, e incluso de error fácil, pero su inicio con pleno de derrotas ligueras (tras venir de una temporada en la que no consiguieron meterse en Europa) no llamaba precisamente a la calma, ni a la ilusión de sus aficionados.
Pero todo ha cambiado. La metamorfosis ha ocurrido. Todavía en proceso, todavía en camino hacia un destino del que se desconoce, pero es evidente que la dinámica de la positividad, de lo regular y de la productividad es una realidad.
Un inicio del cambio, un origen, que se abrió tras una imponente, rotunda e incontestable derrota en el Etihad Stadium ante el Manchester City. Un partido en cuya previa se había hablado del duelo Pep Guardiola-Mikel Arteta. Algo así como el alumno que retaba al maestro en casa de éste. Y el resultado fue pura lógica. El profesor, Pep, ejerció todo su conocimiento para dar un baño táctico, deportivo y futbolístico al aspirante, Mikel.
El Manchester City ganaba 5-0 al Arsenal en la zona Sky Blue de la ciudad de Oasis y convirtió, casi sin querer, en el comienzo del cambio. La reacción Gunner desde entonces ha sido extraordinaria.
Lejos de caer en la derrota, de descolocarse ante el duro golpe recibido, de autolesionarse internamente, el ascenso deportivo de los del Norte de Londres ha sido rotundo:
1-0 contra el Norwich.
0-1 contra el Burnley.
3-0 contra el Wimbledon.
3-1 contra el Tottenham.
0-0 contra el Brighton.
2-2 contra el CrystalPalace.
3-1 contra el AstonVilla.
2-0 contra el Leeds.
0-2 contra el Leicester.
1-0 contra el Watford.
Ni una sola derrota liguera desde finales de agosto. Ni una sola caída en casi tres meses. Una rutina deportiva que les ha aupado desde la zona caliente, desde el descenso, hasta su zona esperada de confort, hasta su actual quinta posición. Aspiran a puestos de Champions League, de los que se separan tan sólo dos puntos, pero su realidad (tras el ya comentado gris inicio) ha cambiado de forma tan positiva que han devuelto a Mikel Arteta al primer plano mediático.
El Arsenal es uno de los equipos más en forma del fútbol inglés. Victorias en grandes citas como en el North London Derby contra el Tottenham, contra el Aston Villa o contra el Leicester. Otros muchos triunfos que han permitido seguir escalando posiciones para que sus aficionados puedan tener permiso para soñar con una hipotética vuelta a Europa.
Es el claro y perfecto ejemplo de cómo reaccionar ante un duro golpe. Cuando todo parecía serio, muy serio, cuando todo indicaba que las alertas debían ser agobio y presión, este Arsenal ha resurgido de sus cenizas como el Ave Fénix y su ascendencia no parece tener límites por ahora.