Bienvenido a España, Eden Hazard.
Sigo al Chelsea desde hace 15 años aproximadamente. Sigo la Premier League desde que tengo uso de razón. Y desde el primer momento en el que empecé a leer rumores e informaciones que relacionaban a Eden Hazard con el Real Madrid sabía que iba a pasar, sabía que iba a ocurrir, sabía que, tristemente, iba a ver, leer y escuchar muchas cosas extrañas sobre el jugador belga.
Eden Hazard es uno de los mejores futbolistas del mundo. Su calidad, haber jugado en un equipo venido a más a nivel mediático desde la llegada de Abramovich y jugar en una liga tan universal como la Premier League se unieron para formar en el belga un jugador muy atractivo, tanto a nivel deportivo como económico. Es un hecho. Nadie exagera si se habla de Hazard como una estrella, como un jugador determinante... Hasta que ha llegado a España.
Era de esperar. El rumor del interés del Real Madrid viene de lejos, desde hace años, pero en el último curso ha sido cuando más se ha acentuado y, como ha ocurrido, ha acabado cerrándose para que vista el blanco de la camiseta madridista. Ha sido cuando he visto que iba en serio, que se generaban movimientos concretos, cuando empecé a pensar que el físico del belga iba a ser tema de conversación en este país donde el debate absurdo, barato, es tendencia. Y, claro, el particular físico de Hazard era carne de cañón.
Para empezar, no negaré que tiene algún kilo de más. Es verdad, pero también es normal. Viene de pretemporada y habitual que este tipo de situaciones ocurran. Pero lo que me parece mal es que la ignorancia de mucha de esa gente no vaya a más y se quede en un debate tan absurdo como dañino. Que nadie piense que Hazard va a perder 10 kilos, porque no va a ocurrir. Su físico es uno de sus principales puntos fuertes. Su tren inferior es una de las claves que le permiten marcar la diferencia como pocos. Su potencial físico recae precisamente en ese punto, permitiéndole usarlo para abrir huecos, para ganar posiciones, para conducir de forma diferente el balón. Así juega Hazard. Así lleva haciéndolo años.
No. Que nadie crea que Hazard va a adelgazar, porque su físico es así. Era así cuando firmaba goles brillantes en el Chelsea, cuando realizaba regates y jugadas de ensueño con Bélgica. La particular fisionomía de Hazard es así desde hace años y por ello se ha convertido en uno de los jugadores más desequilibrantes. También es la clave de jugadores como Messi o Agüero, y nadie les dice que están gordos, que tienen sobrepeso.
Esta tontería de llamarle gordo llega ahora que viste de blanco (ojo a la diferencia entre el azul y el blanco, porque también puede ser importante en esto), que juega en España y que muchos que hablaban sobre él lo hacían de oídas, sin caer en su condición física para marcar la diferencia en su día a día deportivo. ¿Debe perder peso? Quizás sí. Es evidente que llegó con algún kilo de más tras las vacaciones y que las tallas grandes, menos ajustadas, de su camiseta no ayudan mucho en este aspecto. Es indudable. Pero que nadie espere una metamorfosis física de Hazard, porque no va a ocurrir. Es un jugador cuya tendencia es imponer su juego en el tren inferior y es una virtud de su determinación.
Es una estrella mundial por la que han pagado más de 100 millones de euros, y los análisis populares sólo parecen hacer hincapié en si está gordo, si debe adelgazar. Todo ello detonando una permisiva y preocupante campaña contra el físico de una persona. Pero, claro, supongo que como es fútbol seguirá permitiéndose comentarios de este tipo, como la homofobia, el racismo y la violencia verbal. La gente debe desahogarse, claro. Muy lógico todo.
Bienvenido a España, Eden Hazard.