¿Hasta cuándo durará lo de Guedes?
La paciencia con Guedes parece estar cerca de llegar a su límite. El jugador portugués firmó una temporada extraordinaria en 2017 que provocó el movimiento esperado en el valencianismo. Tras ese curso tan brillante (en el que estaba cedido) el Valencia dio un paso adelante, echó mano de las arcas y pagaría al Paris Saint Germain los 40 millones de euros que le convertirían en el fichaje más caro de la historia del club valencianista.
A partir de ahí, mayor exigencia, mayores expectativas. Pero todo parece haber ido al revés. Una versión irregular, a cuenta gotas, de Guedes ha acabado confirmando esta temporada una involución futbolística que, ahora sí, parece haber establecido la dura realidad. El portugués ha desaparecido. El luso está a años luz de aquel primer año como jugador del Valencia y las excusas o argumentos para maquillar su rendimiento parecen estar agotadas.
Desde aquel primer año en la capital del Turia parece no haber sido un indiscutible por méritos propios en el once. Ha ido alternando rachas de 2-3 partidos con semanas de auténtica búsqueda sin resultado. Ha ido encadenando una y otra vez el mismo guión. Ha ido firmando el mismo escenario que acababa con su suplencia. Pero esta temporada, con Javi Gracia, parece que el desenlace, la oficialidad de la situación, ha cogido forma y presencia.
Se habló de temas personales fuera del terreno de juego. Se habló incluso del esquema. Pero siempre con un denominador común en la sombra: su actitud. Su actitud dentro y fuera del fútbol siempre acaba apareciendo como un factor clave de su rendimiento. Y la realidad es más evidente que nunca: Guedes no está... ni se le espera.
Ya no es titular. Ya ni siquiera es suplente. Empieza a ser habitual que el portugués se quede sin jugar, incluso fuera de las convocatorias. Y algunos en la capital del Turia empiezan a ser conscientes de que, finalmente, ha sido una más en la trama de Jorge Mendes dentro del Valencia.
Es cierto que sus primeras dos temporadas fueron positivas. Negar la evidencia sería un grave error, pero incluso en ese momento excelso de forma aparecían tramos de irregularidad. La diferencia ahora es que la irregularidad es tendencia y no una anécdota. Ahora es la preocupante rutina que ha instalado en su día a día deportivo.
Su actitud sigue dejando mucho que desear. Lo afirmo desde lo que veo. Un futbolista del que se esperan regates, grandes conducciones y goles que ofrece de todo, menos eso. Un jugador que decepciona ya como rutina, que genera más dudas que rasgos positivos.
Guedes, además, presenta un problema económico. Se pagó bastante por él, tiene una ficha alta en el contexto actual del club y su situación deportiva parece que acabará en consecuencias no del todo positivas para el club.
El Valencia vive años de ventas, de reestructuración económica nacida desde el surrealismo impuesto por Meriton. Pero es que, por muy raro, surrealista o impotente que pueda parecer, ni ahí parece que la situación de Guedes se presenta fácil.
Una aparente estrella que ya no brilla y que apunta a una nueva venta con pérdidas el próximo verano. Eso teniendo en cuenta que haya alguien que quiera acordarse con cariño sus primeros meses como valencianista y quiera apostar realmente por su fichaje, porque viendo su temporada parece complicado que por méritos propios haya creado expectativas y foco suficiente para que lleguen ofertas serias por él. Así, si el Valencia quisiera venderle, tampoco podría obtener una cifra que ayude en el supuesto saneamiento que quiera establecer el club en estos años dignos de David Lynch que vive el Valencia.
Guedes se ha convertido en un problema más dentro de este proyecto que parece ir sin rumbo, sin capitán en el barco y con un futuro que no llama precisamente a la calma.