¿Qué ha pasado realmente con Romelu Lukaku?
Ha vuelto a pasar. De nuevo. Otra vez. El delantero belga vuelve a dejar el Chelsea con más pena que gloria, con meses de polémica, de protagonismo totalmente secundario, decepcionante y que saca nuevamente su mayor lastre como futbolista.
Primero, el Chelsea. Su pasado no había sido positivo como jugador Blue. Nunca. En ninguna de sus anteriores tres breves etapas que acabaron en cesiones a otros equipos. Sin embargo, ahora llegaba brillando, brillando muy fuerte, siendo considerado como uno de los mejores delanteros del mundo, tras una rotunda etapa en el Inter de Milán.
Segundo, en la Premier League, pese a su buen rendimiento en las filas del Everton, es cierto que ni en el Chelsea, West Bromwich Albion o Manchester United triunfó y marcó la diferencia como sí consiguió luego en Italia.
Ni en el Chelsea, ni en términos generales en el fútbol inglés.
En Stamford Bridge ha vuelto a demostrar que pasa algo, que ocurre un factor que se escapa a cualquier tipo de lógica. Lukaku era uno de los delanteros más determinantes del planeta, llegó siendo considerado un acierto absoluto y total. Pero no. Nada de nada. Salvo un explosivo (re)debut en el derbi londinense ante el Arsenal, su curso deportivo ha sido pobre.
Su temporada no ha cumplido expectativas (pese a ser de los máximos goleadores del equipo) y ha estado cubierta de polémica por unas prematuras declaraciones en las que, casi por sorpresa, confesó querer volver al Inter de Milán. Muchos meses antes de que finalizara la temporada, con muchos encuentros por disputar.
Aquella entrevista marcó su dinámica, su día a día, su nueva etapa en Londres y su futuro. Thomas Tüchel no se postuló públicamente en contra, pero sí con sus decisiones. Lukaku pasó a ser suplente, perdió su estatus de titular, de indispensable, de intocable. Y eso sólo podía ir fabricando el desenlace que ha ocurrido este verano: su adiós.
¿Qué ha pasado realmente con Romelu Lukaku? Algo que latía, que estaba presente, que se sabía, pero que todos deseábamos salvajemente que no ocurriera. Sabíamos su pasado en las islas británicas. Sabíamos, sobre todo, que nunca había triunfado en el Chelsea. Pero, pese a ello, pese a todo, queríamos agarrarnos a la épica, a lo que deseábamos por encima de la realidad. Queríamos creer que el Lukaku ardiente, latente, demoledor, considerado uno de los más determinantes del planeta, seguiría firmando su rendimiento ofrecido en la Serie A.
Pero no. La realidad volvió a saludar sutilmente, desde el primer momento, pese a que nadie quería verlo. Lukaku vuelve a dejar el Chelsea, vuelve a hacerlo por la puerta de atrás, vuelve a firmar un adiós repleto de decepciones y expectativas incumplidas.