¿Qué pasa con el banquillo del Tottenham?
José Mourinho fue destituido como técnico del Tottenham el pasado 19 de abril. Su sustituto de forma temporal fue Ryan Mason, quien actuaría de entrenador interino hasta el final de la temporada 2020-21.
Desde entonces, un aluvión de nombres, un grifo permanente de posibles candidatos para ser el próximo máximo dirigente técnico del equipo para el próximo curso deportivo. Y lo curioso de todo es que todas las informaciones que han ido surgiendo tenían fundamento, parecían reales y muy pocos de los titulares expuestos parecían simples rumores sin bases sólidas. El último en sonar, Paulo Fonseca.
Candidatos que cumplían todas las condiciones, que se adaptaban aparentemente a las necesidades del club del Norte de Londres, pero que finalmente han acabado cayendo como castillos de naipes y que, muchos de ellos, luego, se confirmaban como reales. Por ello, insisto en que no eran informaciones falsas, ni rumores veraniegos para rellenar líneas.
Técnicos como Antonio Conte, Nuno Espírito Santo, Scott Parker, Maurizio Sarri, Mauricio Pochettino, Marcelino García Toral, Brendan Rodgers, Roberto Martínez, Rafa Benítez o Naggelsman han sido nombres que han sonado con fuerza. Candidatos, todos ellos, que encajaban de alguna u otra forma porque los contextos así lo permitían.
Unos porque no tenían equipo. Otros porque, supuestamente, suponía un paso adelante en sus respectivas carrera profesionales. Otros, directamente, porque encajaban con la filosofía del club y en el pasado habían formado parte del vestuario. Ninguno parecía humo, como suele decirse. Pero todos han firmado, por ahora, el mismo desenlace: negativa.
El Tottenham vive un camino repleto de dudas. El proyecto atraviesa un complicado momento en el que tanto a nivel deportivo como de planificación ahora mismo hacerse cargo no aportaría el mismo reto ilusionarte y excitante como hace unos años. Es la realidad.
Si a eso se le suma que Harry Kane, su máxima estrella, su líder y máximo referente, seguramente su jugador más determinante, puede dejar el club este verano casi de forma irremediable, hacerse cargo del equipo supone un reto que no es precisamente el más motivador del panorama europeo.
Entonces, todos los rumores están finalizando en el mismo destino. Nadie, parece, quiere entrenar al Tottenham en estas circunstancias. Unos, porque cobran mucho. Otros, porque piden firmemente que Kane esté en el proyecto y Levy, consciente de la complejidad de ese escenario, no puede asegurarlo. Incluso existen casos de técnicos que tienen contrato con otros clubes y éstos no desean soltarles así como así.
El escenario se resume muy fácilmente. Han pasado casi dos meses desde el adiós de Mourinho. Ha pasado casi un mes desde que finalizó la Premier League. Restan semanas para que el Tottenham vuelva al trabajo en sus primeros de un verano en el que la Eurocopa marcará el retorno de los jugadores a sus clubes.
Ha pasado mucho tiempo, la pretemporada iniciará pronto y, pese a que suenan muchísimos nombres, ninguno se concreta. Nada se cierra.
El Tottenham empieza a tener un problema porque el nuevo entrenador será el que deba marcar las directrices del proyecto para la próxima temporada y, ante eso, el club londinense va a contrarreloj, casi en desventaja.