¿Se siente el Valencia de Celades más cómodo a domicilio?
El Valencia no está viviendo la mejor de las temporadas en multitud de contextos. Ni a nivel mediático e institucional, ni a nivel deportivo. Partiendo del primero, analizaremos el segundo. El conjunto de Albert Celades venció el pasado sábado 0-1 en San Mamés y empezó a confirmar un argumento que ya existía en mi cabeza desde hacía un tiempo.
La situación en la capital del Turia respecto al conjunto valencianista puede resumirse en crispación, indignación, e incluso desilusión. La dupla Peter Lim-Anil Murty no es, seguramente, la más querida de la ciudad, y eso ha acabado trasladándose a la grada de un Mestalla que, por otro lado, parece estar convirtiéndose en un problema para el equipo.
Partidos como los vividos ante Leganés o Getafe, dos ejemplos. Y si son comparados con otros como los vistos a domicilio ante el Chelsea o Athletic Club, el argumento de que el clima tenso en Valencia puede estar afectando al equipo coge fuerza. Al menos tiene cierto peso sólido capaz de permitir el siguiente escenario.
La postura de una gran corriente del valencianismo contra la actual cúpula alta de la institución es cada vez más grande e imponente. Con el máximo accionista a miles de kilómetros en Singapur y con el máximo representante institucional en la ciudad y en el palco, la indignación popular ha acabado instalándose en el estadio. Los últimos partidos del Valencia en Mestallla se han convertido en protestas evidentes, con un ambiente enrarecido que desvía muy mucho el objetivo deportivo del equipo. ¿Afecta esto, este contexto, este ambiente, a los jugadores? Viendo el rendimiento reciente, podría decirse que sí. O al menos jugar en casa o a domicilio está mostrando un nivel productivo diferente. El Valencia de Celades, así se está caracterizando.
Con el partido del Camp Nou a un lado por muchos motivos (pensar en una victoria allí es un reto mayúsculo y una derrota puede entrar en los planes, Celades estaba recién aterrizado, la polémica destitución de Marcelino había sido en la previa...) existe una curiosa diferencia entre los partidos contra Chelsea, Leganés, Getafe y Athletic Club. Stamford Bridge y San Mamés no se presentaban a priori como las visitas más plácidas para los intereses valencianistas. Sin embargo, ganaron, sacaron adelante el orgullo y obtuvieron victorias importantes ante rivales de identidad. Por otro lado, ante rivales a priori inferiores como Leganés o Getafe, con el factor Mestalla aparentemente a favor, se tradujeron en tropiezos, en dos empates que sembraron un mar de dudas e hicieron incrementar el porcentaje de la crispación. Sobre todo ante el Getafe, donde el equipo llegó a ir ganando 3-1 y vio cómo todo se iba al traste en apenas minutos para acabar empatando 3-3.
Los últimos partidos en casa ya se disputaron con la postura popular contra la figura de Peter Lim, con protestas contra la propiedad, con enfado contra los máximos dirigentes, con un incendio en la grada que fue muy evidente. Y ambos se tradujeron en tropiezos, en empates que fueron inesperados. Uno por el resultado en sí (contra el Leganés) y el otro por cómo se produjo (del 3-1 al 3-3 contra el Getafe).
Estos dos resultados nos llevan a plantear el siguiente dilema: ¿afecta el incendio del valencianismo contra Peter Lim a los jugadores? ¿Se sienten los futbolistas presionados en exceso por el ambiente enrarecido? Sobre todo por las sensaciones del equipo. Valiente, productivo, consiguiendo resultados muy positivos en estadios complicados, pero lejos de casa, como visitantes, lejos de Mestalla. Dubitativos, inseguros, permisivos, en los partidos como locales, en Mestalla.
La afición del Valencia es libre de expresar el malestar, es libre de expresar su enfado contra la propiedad por las decisiones tomadas en las últimas semanas, pero al mismo tiempo parece que está convirtiendo los encuentros en casa como una prueba psicológica para los jugadores, que se sienten en un escenario poco acogedor, que no les transmite el calor doméstico esperado. Esto no es una ciencia ni nada oficial, pero llama la atención la bipolaridad mostrada por el equipo desde la llegada de Celades y, sobretodo, por la identidad de los rivales a domicilio. Visitar a Chelsea y Athletic Club no son partidos a priori fáciles ni sencillos. Sin embargo, el equipo consiguió dar la cara y sacar triunfos importantes. Mientras que en Mestalla, donde el estadio debería ser un fortín y una dura prueba para los rivales, se está permitiendo que se escapen puntos.
La pregunta no es descabellada: ¿se sienten los jugadores del Valencia más cómodos a domicilio que en los encuentros en Mestalla con el ambiente enrarecido contra la propiedad? Esta semana, dos pruebas más para ver si es una realidad, una curiosidad o directamente fruto de la coincidencia. El Ajax de Amsterdam y el Alavés son los dos próximos equipos que visitan el coliseo blanquinegro en apenas días. ¿Será determinante el factor Mestalla a favor de los intereses del equipo o volverá a ser un escenario factible para los rivales?