Los dos hegemónicos equipos de Milán se citan ante la historia, tras unos años alejados del primer nivel competitivo. No será la primera vez, ni la segunda, que se vean las caras en una eliminatoria de Champions, sino la tercera, tras los precedentes de 2003 y 2005, en los que se impuso el cuadro de San Siro. El primero, más ajustado, gracias al todavía vigente valor doble de los goles fuera de casa. El segundo, sin embargo, lo sentenció a más de media hora para el final y el encuentro terminó en llamas. Literalmente, además, porque no se pudo terminar de jugar después de que los radicales del Inter arrojasen bengalas al terreno de juego y una de ellas impactara en Dida, guardameta rossonero.
Volviendo a la actualidad, es el Inter quien llega mejor. Si bien su 22/23 se ha caracterizado por la irregularidad, con un tramo de hasta seis partidos consecutivos sin ganar, en este momento tiene mejores números recientes que su eterno rival capitalino. Concretamente son cinco triunfos seguidos, con adversarios de entidad como Roma, Lazio y Juventus por el camino, más un empate contra el Benfica que supo a victoria por conseguir el pase a estas semifinales de Champions. El Milan llega con nueve partidos sin perder a sus espaldas, aunque cinco de ellos terminaron en empates. Tampoco es que los de Pioli hayan sido una constante, ni mucho menos, esta temporada. A principios de 2023, el barco milanista estuvo a punto de naufragar, de hecho. Fue en ese tramo cuando el Inter aprovechó para asestarle un golpe difícil de olvidar, en la Supercoppa Italia (3-0), el Derby della Madonnina más destacado del año. En Serie A se llevó uno cada uno.
Pioli tendrá que decidir si continuar con el 1-4-2-3-1 / 1-4-3-3 o si volver a la línea defensiva de tres centrales y carrileros, para emparejarse mejor con un Inter que lleva tatuado el 1-3-5-2. Será una decisión clave, porque le conviene tener bien vigilados a los carrileros largos de Inzaghi. Tanto Dimarco, como Dumfries, acostumbran a ser protagonistas en área rival, hasta se encuentran entre sí con centros al segundo palo. Uno de los problemas que tiene defender con marcajes individuales reside en cómo parar a Lukaku, Dzeko y Lautaro; expertos en imponerse en duelos directos, descargar el juego o prolongar balones, y que un compañero ataque el espacio. En la parte rossonera, con la duda de si podrá jugar Rafael Leão, se tendrán que encomendar a la solidez que le otorguen Simon Kjær, Fikayo Tomori y Mike Maignan, el portero más determinante de esta Champions.