Inaki Avial nos recomienda un pronóstico para la clasificación para el Mundial.
No son los mejores tiempos para Portugal. Y, paradójicamente, se dice que esta es la mejor generación de su historia. Fernando Santos llevó a la gloria al cuadro luso en la Eurocopa de 2016 bajo un estilo bastante pragmático, cediendo la iniciativa durante muchos tramos y esperando su momento para inyectarle el aguijón a cada una de sus presas. Le funcionó, aunque quedó una ligera sensación de que aquel equipo podía haber sido algo más vistoso. Pero lo que quedó claro un lustro y un par de generaciones después, es que Portugal ya tiene una plantilla como para poder mirarle a los ojos a cualquiera. Una convocatoria repleta de futbolistas talentosos que intimidan, seguramente, más de lo que a su técnico le gustaría, por el hecho de que ahora es uno de los grandes rivales a batir y, por ende, está obligado a llevar la iniciativa con mayor frecuencia. Al seleccionador le está costando dar el paso, pero parece que, finalmente, ha dado su brazo a torcer. Y en la inesperada repesca que tuvo que jugar –tras ser segunda en su grupo, superada por Serbia–, dejó un mejor sabor de boca, además de lograr la victoria, que era el objetivo principal.
No está siendo, en cualquier caso, un camino sencillo. Solo con ver que la pareja de interiores es Bernardo Silva y Bruno Fernándes, ya se aprecia una declaración de intenciones, aunque ahora falta transformarlas en un discurso lo suficientemente potente como para convertirse en un combinado capaz de dominar más registros. Ante España, en su debut en esta tercera edición de la UEFA Nations League, le costó imponer su plan, pero creció claramente en el segundo tiempo e, incluso, llegó a empatar en su visita a Sevilla. Con más balón, también tuvo más dominio y más mordiente. En frente, esta vez tendrá a una Suiza que, si bien libra por libra intimida bastante menos, ha demostrado que su especialidad a lo largo del último año ha sido dar la campanada frente a equipos hegemónicos como Francia (eliminándola de la Eurocopa) o Italia (compartiendo grupo clasificatorio mundialista y superándola en la tabla). Será una gran prueba para una Portugal favorita, pero también obligada a mostrar esa cara más proactiva que se le demanda.