Los Knicks de Nueva York son uno de los equipos más sólidos del Este y recientes campeones de la Emirates NBA Cup. El Miami Heat está en plena búsqueda de identidad, lastrado por bajas y por una serie de malos resultados, pero con la costumbre de competir en los enfrentamientos directos. La línea de las casas de apuestas está claramente inclinada hacia los locales y conviene analizar si ese favoritismo está justificado.
Knicks de Nueva York
Los Knicks de Nueva York están firmando una gran temporada: 19 victorias y ocho derrotas, segundos del Este. El equipo está entre los dos mejores de la liga en offensive rating y suma puntos de manera constante a través de su ataque en estático. Jalen Brunson y Karl-Anthony Towns siguen siendo las referencias, y la presencia de Mitchell Robinson en la pintura les da ventaja en el rebote.
Sin embargo, en los últimos partidos se ha notado un bajón: final muy exigente ante los Indiana Pacers y derrota en casa frente a los Philadelphia 76ers, con la fatiga tras la Emirates NBA Cup todavía presente. Además, las bajas de Шэмет y Miles McBride reducen la rotación del perímetro.
Miami Heat
El Miami Heat atraviesa un tramo complicado, con solo dos victorias en los últimos nueve partidos. Aun así, se mantienen en la zona de play-in y conservan la motivación competitiva. El gran problema es la enfermería: sin Tyler Herro, Terry Rozier ni Nikola Jović, y con Andrew Wiggins en duda.
Pese a todo, el conjunto sigue siendo de los mejores de la liga en defensive rating y saben bajar el ritmo, sobre todo ante equipos que dependen mucho de la circulación de balón. Es significativo que esta temporada ellos hayan ganado dos de los tres enfrentamientos directos contra los Knicks de Nueva York.
Pronóstico Knicks de Nueva York vs Miami Heat
Los Knicks de Nueva York, por estado de forma y recursos ofensivos, son objetivamente superiores, pero la línea actual sobredimensiona su ventaja. Incluso mermados, el equipo visitante tiene argumentos para mantenerse cerca en el marcador gracias a su defensa y al control del ritmo. Más que una paliza, cabe esperar un partido trabado, con posesiones largas especialmente en la segunda mitad.
